Jacob, el hijo de Isaac, era un campesino rico que vivía en Canaán. Tenía doce hijos y, aunque los amaba a todos, al que más amaba era a su hijo José. Le regaló una bonita túnica de colores. José iba pavoneándose por ahí con su túnica y dándose aires de grandeza. Sus hermanos estaban celosos. Le odiaban porque José dijo que había soñado que sería mucho más importante que ellos.
Un día, Jacob envió a José a un valle lejano, donde sus hermanos cuidaban los rebanños de ovejas y cabras. Cuando sus hermanos le vieron llegar, uno dijo:
-Matésmole, Podríamos decirle a nuestro padre que una fiera salvaje le ha devorado.
Pero otro hermano dijo:
-No debemos matarle. Arrojémosle a un foso.
En ese momento, pasaron unos mercaderes camino de Egipto. Los hermanos vendieron a Jose´como esclavo.
Los hermanos mancharon la túnica con sangre de cabra y regresaron al hogar de su padre.
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